
Lactancia
La lactancia materna es una experiencia maravillosa y beneficiosa tanto para la madre como para el bebé, pero no está exenta de desafíos. Uno de los problemas más comunes y desalentadores, especialmente en las primeras semanas, es el dolor en los pezones y la aparición de grietas. Estas molestias pueden ser intensas, generar ansiedad e incluso llevar a algunas madres a abandonar la lactancia prematuramente. Sin embargo, es crucial saber que no tienes que sufrir en silencio. La mayoría de las veces, dolor y grietas en los pezones durante la lactancia tienen solución. Identificar la causa y aplicar las medidas correctas adecuadas es la clave para recuperar el bienestar y disfrutar plenamente de este vínculo único.
Entendiendo el problema: ¿Por qué duele y aparecen grietas?
El dolor en los pezones durante la lactancia no es normal, aunque sea frecuente al principio. Una succión correcta no debería causar daño significativo ni persistente. Las grietas, que son pequeñas heridas o fisuras en la piel del pezón y la areola, son una consecuencia directa de un daño continuado en esa zona delicada. Ambos problemas suelen estar interrelacionados y comparten causas subyacentes.
Causas comunes del dolor y las grietas
Para encontrar la solución efectiva, es fundamental determinar qué está provocando el daño. Las causas más habituales son:
- Posicionamiento y agarre incorrectos: Esta es, con diferencia, la causa principal. Si el bebé no se agarra correctamente al pecho, no succiona de manera eficiente y termina dañando el pezón con su encías o lengua. Un mal agarre impide que el bebé tome suficiente pecho en la boca, concentrando la fricción y la presión en el pezón.
- Succión ineficaz: A veces, incluso con un aparente buen agarre, el bebé puede tener dificultades para succionar eficazmente (por ejemplo, por frenillo lingual corto, tonicidad muscular baja, o simplemente por estar aprendiendo), lo que genera fricción excesiva.
- Problemas anatómicos: Un frenillo lingual corto (ankyloglosia) puede limitar el movimiento de la lengua del bebé, impidiendo un agarre profundo y una succión efectiva. También, pezones muy planos o invertidos pueden dificultar inicialmente el agarre.
- Higiene inadecuada: El uso excesivo de jabones, geles de ducha o alcohol sobre los pezones resequera la piel, eliminando sus aceites naturales y haciéndola más propensa a agrietarse. Lavar los pezones después de cada toma también es contraproducente.
- Exposición prolongada a la humedad: Quedarse con los pezones húmedos por leche o saliva entre tomas ablanda la piel y favorece la maceración y la aparición de grietas.
- Dificultad en el destete: Si el bebé se suelta bruscamente del pecho sin romper antes el vacío con el dedo, puede causar tirón y dolor.
- Infecciones: Aunque menos frecuentes como causa inicial, una grieta abierta puede ser puerta de entrada para bacterias (causando mastitis) u hongos (como la candidiasis o muguet), que empeoran el dolor y dificultan la cicatrización. El dolor por candidiasis suele describirse como «quemazón» o «agujas» y puede persistir incluso después de la toma.
Identificar la causa específica es el primer paso esencial. No todas las soluciones sirven para todos los casos.
El posicionamiento incorrecto: El culpable más frecuente
Un mal posicionamiento y agarre son responsables de la gran mayoría de los casos de dolor y grietas. Cuando el bebé no se posiciona bien frente al pecho o no abre la boca lo suficiente, no logra tomar una buena porción de areola junto con el pezón. Esto hace que el pezón quede apretado contra el paladar duro del bebé en lugar de reposar cómodamente contra el paladar blando, y que la fricción se concentre en un punto muy pequeño. La consecuencia es un roce constante y una presión inadecuada que daña rápidamente la piel sensible del pezón, provocando dolor intenso y, eventualmente, grietas. Afortunadamente, corregir el posicionamiento y el agarre suele ser la solución más efectiva y rápida.
Soluciones prácticas y efectivas
Una vez identificada o sospechada la causa, aquí tienes un arsenal de soluciones para aliviar el dolor, curar las grietas y prevenir su reaparición:
- Corregir el posicionamiento y el agarre (¡Prioridad absoluta!):
- Busca una posición cómoda para ti y el bebé (tumbada de lado, sentada con cojines, «balón de rugby»).
- Asegúrate de que el bebé esté mirando hacia ti, «barriga con barriga», sin tener que girar la cabeza.
- Estimula el reflejo de búsqueda rozando su labio superior con tu pezón.
- Cuando abra la boca al máximo (como un bostezo), acércalo rápido al pecho, introduciendo no solo el pezón, sino la mayor parte posible de la areola. Su barbilla debe tocar primero el pecho, y su nariz quedará libre.
- Observa: ¿Sus labios están evertidos (hacia afuera, como un pescado)? ¿Tomas más pecho por debajo de la areola que por arriba? ¿Su mejilla se mueve mientras succiona? ¿Escuchas tragos? ¿Duele? Si duele, interrumpe suavemente metiendo tu dedo meñique en la comisura de su boca para romper el vacío e inténtalo de nuevo.
- Busca ayuda profesional: Si no logras un agarre indoloro por ti misma, contacta lo antes posible con una matrona, asesora de lactancia (IBCLC) o grupo de apoyo a la lactancia. Ellas observarán la toma y te darán indicaciones personalizadas. Es la inversión más importante.
- Alivio inmediato y cuidado de las grietas:
- Lanolina médica pura (100%): Aplica una fina capa después de cada toma sobre el pezón y la areola. Es segura para el bebé (no necesita retirarse antes de dar el pecho), hidrata profundamente, crea una barrera protectora y acelera la cicatrización. Es un básico en España.
- Compresas frías: Antes de la toma, si el dolor es muy intenso, aplicar una compresa fría (no directamente sobre la piel, envuelta en una tela) durante unos minutos puede adormecer ligeramente la zona y reducir la hinchazón.
- Compresas tibias o ducha de agua tibia: Antes de la toma, el calor suave puede ayudar a estimular el reflejo de bajada y facilitar el agarre.
- Airear los pezones: Después de cada toma, deja que los pezones se sequen al aire libre unos minutos antes de cubrirlos. Evita la humedad constante.
- Cremas cicatrizantes específicas: Además de la lanolina, existen cremas con ingredientes como la centella asiática o el caléndula, formuladas para pezones agrietados. Consulta con tu matrona o farmacéutico.
- Discos de lactancia de hidrogel o silicona: Los discos de hidrogel enfrían y alivian el dolor. Las tetinas de silicona (shield) son un recurso temporal bajo supervisión profesional: protegen el pezón durante la succión permitiendo que la grieta cicatrice. No deben usarse sin indicación y seguimiento, ya que pueden interferir con la transferencia de leche y el agarre del bebé si no se usan correctamente.
- Prevención de nuevos daños:
- Rompe el vacío antes de separar al bebé: Introduce suavemente tu dedo meñique limpio en la comisura de su boca para romper la succión antes de retirarlo del pecho. Evita tirones.
- Evita jabones y geles agresivos: Lava tus pechos solo con agua durante la ducha diaria. No uses jabones, ni antes ni después de las tomas.
- Cambia los discos absorbentes con frecuencia: Usa discos de lactancia de tela o desechables sin plástico para mantener la zona seca. Cámbialos en cuanto se humedezcan.
- Varía las posiciones de lactancia: Alternar posiciones (ej: cuna, cruzada, balón de rugby) distribuye la presión de la succión en diferentes zonas del pezón/areola, evitando el daño repetido en el mismo punto.
- Ofrece el pecho menos doloroso primero: Si un pezón está más dañado, empieza la toma por el lado contrario, cuando el bebé succiona con más fuerza. Después, cambia al lado dolorido, cuando la succión suele ser más suave.
- Tratamiento de infecciones:
- Si sospechas una infección por hongos (candidiasis) (dolor quemante, pezón brillante/rojo, posible muguet en la boca del bebé), consulta a tu matrona o médico. Necesitarás tratamiento antifúngico tópico (para ti) y oral (para el bebé) simultáneamente.
- Si sospechas mastitis bacteriana (dolor intenso localizado, zona enrojecida y caliente, fiebre, malestar general), busca atención médica urgente. Requiere antibióticos compatibles con la lactancia.
¿Cuándo buscar ayuda profesional de inmediato?
No esperes a que el problema se agrave. Busca ayuda si:
- El dolor es intenso y persiste después de los primeros segundos de la toma (un ligero pinchazo inicial puede ser normal, pero no debe durar).
- Las grietas son profundas, sangran o no mejoran en 2-3 días aplicando cuidados básicos.
- Observas signos de infección: enrojecimiento intenso, calor, hinchazón, fiebre, secreción purulenta, dolor quemante.
- El bebé no gana peso adecuadamente o tiene signos de deshidratación.
- Sientes ansiedad, tristeza o desesperación por la situación. El apoyo emocional es vital.